¡Hola! ¿Cómo estáis? Parece que todo vuelve poco a poco a la calma después de dos meses de desconexión por fuerza mayor. Facebook y Twitter me han ayudado a estar al día, aunque he de reconocer que no siempre lo he conseguido. Y es que en estas semanas han pasado muchas cosas. Desde la presentación del libro Protocolo Hotelero Internacional de Ángela García, al fichaje de un amigo como Manuel Domínguez por una de las mejores agencias de eventos del panorama nacional e internacional. Sin olvidarme del éxito de Santiago Sánchez y Olalla Jiménez con la inauguración de una planta petroquímica de Cepsa nada más y nada menos que en Shanghai. ¡Enhorabuena a todos! Con noticias como estas el sector vuelve a recuperar la ilusión perdida.

Como lo prometido es deuda, ha llegado el momento de que os cuente en qué he estado metida todo este tiempo. Una inesperada llamada recibida el 6 de marzo me hizo aparcarlo todo. No era para menos, Graciano García, director emérito vitalicio de la Fundación Princesa de Asturias presentaba el 16 de abril su primer libro de poemas Una patria, una tierra, un alma y querían contar conmigo para la organización del acto que tendría lugar en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo.

Como os imaginaréis el reto era mayúsculo. En contadas ocasiones la presentación de un libro de esta naturaleza superaba el centenar de personas, sin embargo esta vez la sala principal del Auditorio, con capacidad para 1.500 personas se quedó pequeña para acoger a autoridades, familiares, amigos, admiradores y aficionados a la poesía que quisieron acompañar al impulsor de los prestigiosos Premios que cada mes de octubre se entregan en el Teatro Campoamor.

A lo largo de estas semanas he tenido el privilegio de compartir horas de trabajo con grandes profesionales de los que he aprendido un sinfín de cosas, esas que el público no ve al quedarse escondidas en el backstage del evento pero que los que nos dedicamos a esto recordamos por mucho tiempo que pase.

Nunca olvidaré el entusiasmo de Graciano, capaz de contagiarlo a todo el equipo, sus detalles en forma de mensajes o sus largas charlas contándonos como había hecho realidad, no sin ciertas dificultades, su sueño de fundar a finales de la década de los 70 la Fundación Princesa de Asturias. ¿Por qué os cuento esto? Lo hago para poner en valor la importancia de la figura del líder dentro de cualquier organización, y por supuesto, también en un evento. “Este humilde labrador que cosecha palabras en el viento”, como él se define ha hecho historia, y lo ha conseguido no solo gracias a sus dotes como poeta, sino  siendo para muchos, entre los que me incluyo, todo un ejemplo de perseverancia y esfuerzo.

Mañana os contaré más detalles sobre la organización del evento. Mientras tanto para ir abriendo boca os dejo el vídeo que se proyectó durante el acto. De verdad, merece la pena verlo, en menos de una semana suma ya más de 1.500 reproducciones. El paraíso luce en todo su esplendor de la mano de uno de sus mejores embajadores.